Las claves tácticas para que Barco volviera a brillar en River
Condicionado a jugar junto a la raya, el exIndependiente había bajado su nivel. Más al centro, fue el asistidor perfecto y se benefició todo el equipo.
Esequiel Barco fue, sin lugar a dudas, uno de los puntos más altos en el concierto que dio River ante Vélez. Su nivel crece cuando juega por el centro y no anclado en la izquierda como un antiguo wing. Comenzaba en la izquierda pero rápidamente conseguía encontrar espacios en la zona central.
En posesión de pelota, River insertaba a Fonseca con los centrales, desplegaba a los laterales por los carriles externos , cerraba a Nacho con Aliendro y centralizaba a Barco con el descenso de Colidio: la superioridad estuvo en el medio.
Por el centro se juntaron muchos jugadores con buena técnica pero también cambio de ritmo, algo que costó encontrar cuando estaba Manu Lanzini porque condicionaba al equipo a jugar diferente, con más elaboración y menos vértigo. En ese contexto Barco no encontraba su lugar y bajó su rendimiento, que casualmente volvio a subir cuando ingresó el Diablito Echeverri como titular en la final contra Rosario Central.
Barco es eléctrico, le gusta jugar a velocidad alta. Mientras más rápido se juegue, más cómodo se siente. No tiene paciencia para manejar los hilos con construcción.
Ante Vélez reapareció su mejor versión porque tuvo el espacio en el medio para poder explotar la espalda de los mediocampistas de Vélez, la zona intermedia entre mediocampistas y defensores rivales fue explotada de la mejor manera por Barco y también por Colidio: ambos entraban y salían, alimentados por Nacho Fernández y auxiliados por Aliendro, el complemento de todos.
Entre tanto buen juego interno y creación de jugadas estaba Borja, esperando sus chances y no las desaprovechó, como casi siempre.
Barco logró 92 % de eficacia en los pases, número altísimo por la zona del campo donde se movió. Esa es una cifra que generalmente tienen los marcadores centrales. Además, fue el jugador que más pases recibió de sus compañeros y esto marca que Vélez no lo encontró nunca. Completó ocho regates, el que más lo hizo durante el juego y dio cinco asistencias de remate, este es un buen dato que da nuestro software de métricas, porque para que un jugador tenga una asistencia depende de la buena definición de su compañero, en este caso contamos las veces que Barco habilitó a otro jugador con remate efectuado. Tres de esos cinco terminaron en gol.
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Y hubo un dato llamativo: ocho recuperaciones, siete de ellas en campo contrario. La importancia de recuperar en campo contrario es clave en un equipo como River. Esto significa que si los creativos y atacantes dan una mano, permite que jueguen varios de ellos juntos. Además, recuperar en campo contrario provoca tomar peor parado al rival, con espacios, y estar más cerca del gol. Altisimo número para un jugador de sus características.
Barco no es extremo, puede partir desde la izquierda, pero su versión más completa la desarrolla por el centro, con libertad, sin estar pendiente de buscar una falta, sin tirarse, pisando más el área para buscar ser determinante.
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