Peppa Pig y Bluey son dos de las series animadas más populares entre el público infantil en los últimos años. Aunque están dirigidas a las primeras infancias, sus propuestas tienen estilos bien distintos que reflejan enfoques culturales diferentes. Sin embargo, detrás de sus historias simples y entrañables, comparten una conexión que va más allá del entretenimiento.
Ambas producciones nacieron en países de habla inglesa y comparten el mismo espíritu familiar. Peppa Pig es una serie británica que sigue las aventuras cotidianas de una cerdita y su familia, con capítulos breves que giran en torno a la vida hogareña, la escuela y el juego. Bluey, en cambio, es australiana y se centra en una familia de perros Blue Heeler, destacándose por mostrar dinámicas más realistas y emocionales, con un fuerte foco en la crianza moderna.
A pesar de las diferencias culturales y narrativas, comparten una visión positiva de la infancia, con valores como el juego, la empatía y el vínculo familiar como ejes. Peppa se enfoca en lo lúdico con un tono más humorístico e infantil, mientras que Bluey explora emociones más complejas con sensibilidad y una mirada cercana al mundo adulto. Ambas cuentan con padres y madres presentes que, lejos de ser secundarios, son figuras activas en las historias.
Lo que une a estas dos series también es su impacto global y su forma de representar a las familias modernas. Con estilos de animación distintos pero igualmente atractivos, y con una gran presencia en plataformas de streaming, tanto Peppa como Bluey lograron conectar con niñas y niños de todo el mundo. Esa conexión entre tradición y modernidad es lo que hace que estas dos producciones sigan siendo referentes en el universo infantil. Bluey