Aunque haya sido por el torneo doméstico, sin la dosis extra de trascendencia de los triunfos internacionales todavía recientes, este 1 a 0 multiplicó imágenes que se conservarán en la historia: la picardía de Pablo Solari para dejarse golpear por Agustín Sández, la inconsciencia (colombiana) de Miguel Borja en el penal más agónico de los superclásicos, uno de los muy pocos goles de River en tiempo cumplido o en el descuento para ganarle a Boca (tal vez sólo comparable al 5 a 4 de Carlos Morete en el minuto 90 de 1972 o al gol de oro de Walter Silvani en el minuto 116 del 1 a 0 de la Copa Centenario 1993, ambos en Vélez), el festejo burlesco de Agustín Palavecino delante de Jorge Figal (lo que se pareció a una revancha por lo que había dicho el defensor en la semana), la multitudinaria gresca con siete expulsados pero además, en la foto más simbólica del domingo que tal vez haya pasado desapercibido ante lo urgente, el primer capítulo de un nuevo tipo de festejos, un retrato con destino de póster: los jugadores trepados en el alambrado del Monumental.

Mirá también

La insólita historia detrás del apodo de "Gallina" y "Gallinero" para el Monumental

Ya inaugurado en febrero de este año, tras las reformas que convirtieron al Antonio Vespucio Liberti en el estadio en el más grande de Sudamérica, muchos hinchas de River esperábamos que se trasladara al Monumental una imagen tal vez ahora algo anacrónica pero muy potente en los 70, 80 o 90: desde Oscar Pinino Más hasta Ramón Isamel Medina Bello y Sergio Berti -también por jugadores que cruzaron de vereda como Rubén Da Silva-, algunos jugadores festejaban sus goles subiéndose a la alambrado y quedando cara a cara con los hinchas.

Pero claro, con la pista de atletismo y las tribunas elevadas del Monumental, ese póster sólo estaba reservado para cuando River jugaba de visitante en las canchas de Ferro, Vélez, Huracán, Platense o Independiente. Tampoco se podía hacer en la Bombonera: la gente de River ocupaba la segunda y tercera bandeja. Con el tiempo, el reglamento castigó con tarjeta amarilla a quienes celebraban sus goles de esa manera y el festejo en los alambrados comenzó a quedar en el pasado.

Desde febrero, ya con la tribuna al ras del campo de juego y el nuevo tejido, River convirtió varios goles en el remozado Monumental y sin embargo esa imagen no llegaba: ahora sabemos que estaba reservada para la mejor ocasión posible, el festejo catártico de un superclásico ganado como más le duele al perdedor. Tampoco Borja saltó los carteles de publicidad tras su gol sino que fue a un corner a festejarlo, hasta que al final llegó: lo inauguró, como debía ser, Enzo Pérez, dentro de un festejo mucho más explícito que en otros triunfos por torneo local. Como nunca antes, los jugadores fueron a las dos cabeceras a festejar el triunfo.

La celebración principal fue, claro, en la tribuna Sívori. Y Enzo se subió a lo alto del tejido para que nada lo separara de su gente: tres hinchas, en representación de los 82.000 restantes –y de los millones en todo el país-, tuvieron la fortuna de quedar cuerpo a cuerpo con el ídolo en el momento más simbólico del domingo para River. Dos compañeros del mendocino también se subieron al alambrado. Vendrán más festejos de este tipo pero el primero quedará en la historia, como tantas otras imágenes de ayer. Con la gente más cerca, el nuevo Monumental parece intimidar aún más. Y está invicto en los clásicos.

Mirá también

Enzo Pérez encendió las alarmas: "Puede ser que haya sido mi último Superclásico"

Foto: Rodrigo Valle/Getty Images

¿Fanático del Millonario? Enterate todas las noticias de River Plate a través de TyC Sports. Seguí nuestra página en Facebook o Google News. También podés registrarte gratis e indicar tus preferencias para recibir notificaciones en tu browser o bajate nuestra APP (disponible en Android & iOS). Accedé a todas las estadísticas de La liga profesional del fútbol Argentino.