Tatiana Calderón está a un escalón de llegar a lo que sueñan la mayoría los pilotos del planeta. Es alto y no es fácil treparlo, pero correrá durante 2019 en la F2, telonera de la Fórmula 1 con la que ya tuvo experiencia en dos pruebas a fines del año pasado, en las que se convirtió en la primera latinoamericana de la historia en subirse a un monoplaza de la máxima categoría del automovilismo mundial. Quiere romper con los 25 años -justamente su edad- sin una mujer en la grilla.
Su historia no comenzó ese martes 30 de octubre de 2018 en el Autódromo Hermanos Rodríguez de México arriba del Alfa Romeo Sauber C37, en el que completó 23 vueltas (también probó más adelante un modelo anterior en Fiorano), sino mucho antes en su Bogotá natal. "La culpable fue mi hermana Paula. Siempre me gustaron mucho los deportes y ella me llevó a una pista de alquiler de kartings que estaba cerca de nuestra casa. Compramos un turno de 5 minutos y me enamoré de la velocidad, de la adrenalina. Así fue como comenzó esta aventura. Encontré lo que quería hacer, lo tuve claro desde el principio", cuenta la colombiana.
-¿Cuándo aprendiste a manejar?
-A los 9 años empecé a competir, pero desde los 6 mi hermana tenía una moto y aprendí a andar. También mi papá me ponía al volante en sus piernas cuando estábamos en lugares cerrados. Creo que siempre estuvo en la sangre ese amor al deporte.
-¿Te costó que te respeten en un ambiente en el que históricamente predominan los hombres?
-En Colombia siempre decían que yo tenía el mejor motor y que era imposible que una niña esté adelante de todos, que les iban a comprar pelucas a los hijos si yo les ganaba. Trataban de encontrar una excusa para justificar cómo esta niña podía ser más rápida que ellos. Lo vi siempre como algo positivo porque me enseñó a tratar de ser mejor. Pero me costó más en los monoplazas en Europa que en los kartings. Cuando venís de Sudamérica te miran raro ya de por sí, y siendo mujer dicen 'vamos a ver qué puede salir de acá'. Ganarse ese respeto siempre fue difícil.
Después de deslumbrar en su país a bordo de los kartings (fue bicampeona nacional), a Calderón le llegó el turno de saltar a los autos de fórmula, primero en Estados Unidos y a partir de 2011 en suelo europeo. En 2016 tuvo una chance importante para potenciarse: se subió a la GP3 Series, telonera en el 'Viejo Continente' de la F1. Pero el premio mayor no fue ese...
Ya durante 2018, en México no tuvo competencia pero sí la experiencia más grande de su vida: girar con el auto actual de F1. "Fue increíble. Esa primera vuelta fue muy especial y no hay nada que se le compare desde la aceleración, los frenos, el agarre. Fue muy beneficioso para mi carrera, entendí muchas cosas y demostré que puedo ir muy rápido. También el equipo pudo saber en qué nivel estaba", afirma.
-¿Qué es lo que más te sorprendió del auto?
-Que no tiene límites. La primera vez que vas a fondo es como ir en una montaña rusa por el vacío que se siente con la aceleración. Ojalá más gente pudiera tener esa sensación tan especial porque esa primera vuelta te deja en shock. Después, fuera de la pista, es importante pasar tiempo con los ingenieros, estar en las reuniones y escuchar a los pilotos hablar del auto. Se trabaja con muchísima gente en la pista y desde la fábrica. Entender eso también te forma para el futuro.
Desde 1992, con la italiana Giovanna Amati en tres fines de semana detrás del volante del Brabham, que una mujer no logra participar de una Gran Premio de la Fórmula 1, pero para la última que largó una carrera hay que remontarse a Lella Lombardi -la máxima exponente femenina con 12 y la única que logró sumar medio punto- en 1976. Después pasaron pilotos de pruebas como María de Villota, Susie Wolff y Carmen Jordá, pero ninguna tuvo éxito a la hora de dar el salto. Ahora, con un asiento en la Fórmula 2 (correrá para el equipo británico Arden), Calderón buscará romper esa barrera.
-¿Qué pensás de que cada vez haya más mujeres en el ambiente?
-El cambio se ve cuando caminás por los boxes de la F1. Se ven cada vez más ingenieras, mas mecánicas, más jefas de prensa... Está Claire Williams a cargo del equipo, Susie Wolff en la Fórmula E. Esta nueva iniciativa de la FIA (Women in Motorsports) ha hecho mucho para fomentar que haya más mujeres en el automovilismo. Lleva tiempo, pero creo que vamos por el camino correcto.
-¿Y cómo lo toman los hombres?
Para ellos lo que cuenta es el cronómetro y el rendimiento. Obviamente al principio creen menos, pero cuando les mostrás el resultado y que podés ser tan competitiva como ellos se convencen. En este deporte en el que podemos competir mano a mano está bien tener varias versiones de cómo se pueden hacer las cosas. En ese sentido creo que se ha avanzado mucho y cada vez se abren más puertas.
-Es decir que en iguales condiciones, lo único que pesa es el resultado.
-Me gustaría pensar que sí, aunque a veces les queda la duda. Si sos más rápida, ¿por qué no?
-¿Pensás que por tu historia se pueden inspirar más mujeres en Sudamérica a meterse en el automovilismo? ¿Llegar a la F1 sería el impulso final?
-Contribuiría bastante a nivel mundial. A veces hay que verlo para creerlo. Esa representante que pueda estar en la Fórmula 1 va a llegar a mucha más gente, entonces las niñas que vienen por detrás van a empezar a ver que esto es realmente una opción para ellas. Creo que eso es lo que queda por demostrar, que podemos competir mano a mano. Ojalá que lo que estoy haciendo pueda animar a más mujeres a seguir su sueño.
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