El puñado de minutos del principio y el final del encuentro, en el que contó con casi más chances que en todo el resto del certamen, con siete ayer y ocho en la suma de las fechas anteriores, es casi lo único rescatable. Independiente mostró otra agresividad, es cierto, aunque algunas falencias siguen ahí y por eso lo paga siendo parte del pelotón del fondo de la tabla.
Rodrigo Rey sostiene muchas veces con su gran capacidad en los mano a mano y aunque deja dudas a la hora de salir a cortar algún centro, es por lejos el más confiable de la parte defensiva. La línea de 4, compuesta en su totalidad por jugadores con oficio de marcador central, no pudieron evitar que Instituto lo golpeara en el juego aéreo. Pero los cordobeses también llegóaron por abajo: tres veces pusieron a un futbolista de cara a Rey. El arquero tapó dos y el restante salió desviado.
La mitad de la cancha casi no existe en Independiente: el equipo no tiene la pelota, la imagen que más se ve es la de Iván Marcone, a veces errático, a veces tratando de parar la pelota, pero casi siempre solo y rodeado de rivales. La única línea que mostró algunas mejoras es arriba. Ayer tuvo siete tiros al arco, apenas uno menos que los que registró en las cinco fechas anteriores.
Las llegadas del final del partido no deberían confundir: Instituto lastimó bastante y también hizo lo propio para llevarse algo de Avellaneda. Empujó y mucho para llegar al empate. Tuvo más la pelota con 56% de posesión y consiguió 11 córners frente a los escasos tres tiros de esquina que generó el Rojo.
Lo que los números no pueden explicar es la falta de confianza del equipo, que anímicamente se cae con una rapidez asombrosa. Todos los rivales, desde Banfield -el último- y con uno menos hasta este laborioso Instituto y de visitante, parecen tener más enjundia y un plus que parece que en Independiente no se consigue. Parece difícil, hasta casi inocente pensar que esta imagen puede mejorar. Aparecerá la excusa de la falta de jerarquía y de nombres, algo que muchos de los que lo dominaron tampoco tienen.
En Independiente parece que el final de este ciclo está cerca, depende de los propios jugadores demostrar que es real la confianza y compromiso con la idea de Stillitano que conocemos de palabra pero que nunca se pudo ver en la cancha.