Si de algo sabe Klay Thompson es de como anteponerse a las adversidades. Tras haber sufrido dos lesiones que podían haberle costado su carrera,regresó a las canchas con Golden State Warriors y brilló. Pero ese ejemplo de superación viene de sus inicios en el profesionalismo, cuando se alejó de las drogas para ir en busca de su sueño: jugar en la NBA.
El pasado domingo Klay volvió a las canchas tras 941 días de inactividad. Su regreso fue tan esperado que no solo los fanáticos presentes en el Chase Center se rindieron a sus pies, sino también sus compañeros. Y es que el escolta salió victorioso de un difícil momento para poder trabajar en su recuperación y regresar como lo hizo. Aunque la batalla más dura la ganó en sus comienzos, cuando su nombre aún no se posicionaba junto al de los mejores jugadores.
Si bien logró ser conocido por sus éxitos y récords, como muchas figuras, Thompson tiene el lado B en su vida. Desde la universidad supo sobresalir de sus compañeros y lucirse con su manera de jugar. Sin embargo, eso no fue suficiente para evitar que cometa errores que casi le terminan costando su carrera.
Su vida estuvo siempre rodeada del deporte. Su padre, Mychal Thompson, supo ser jugador profesional del más alto nivel, y ser elegido en primera posición del Draft por delante de jugadores de la talla de Larry Bird. Hasta tuvo la oportunidad de compartir equipo junto Magic Johnson en Los Angeles Lakers. Es por eso, que su apellido traía consigo una carga que de joven no supo controlar y derivó en una noche oscura para la familia.
Mientras residía en Washington State, Mychal recibió un llamado telefónico diciendo que su hijo se encontraba en la cárcel por estar conduciendo con varios gramos de marihuana en su guantera. Y pese a que dentro de su casa ya había recibido su castigo, fuera de ella tuvo que soportar el ojo crítico de miles de personas que no lo conocían a él, sino una pequeña parte de su historia.
Su padre fue testigo de como muchos chicos dejaban de lado su talento por culpa de las drogas y escándalos innecesarios, y no iba a dejar que su hijo siguiera por el mismo camino. Finalmente, lo consiguió. Desde aquella noche, Klay comenzó a enfocar su mente en el deporte y los estudios, aunque su alejamiento no fue fácil y recibió ayuda de gente impensada.
Kobe Bryant, quien supo ser uno de los mejores basquetbolista de la historia, no dudó en aportar su parte para hacer que Klay se convierta en el jugador que es en la actualidad. La estrella eterna de los Lakers se acercó a darle un contundente mensaje que hasta el día de hoy recuerda: "Le dije: 'Todos cometemos errores. No puedes dejar que eso te afecte. Tan solo pon toda tu concentración en el básquet y las cosas terminarán solucionándose'". Y a partir de ahí, el apellido Thompson volvió a aparecer en las noticias pero por su innegable talento.
Desde esa charla, Klay Thompson no volvió a protagonizar un escándalo, y hoy sus pares lo reconocen por su personalidad amable y trabajadora. Y como su carácter lo ayudó a salir de ese pozo en donde se encontraba en sus comienzos, también fue el principal responsable de hacer que no se rinda y regrese a las canchas, aún si le tardó 941 días.