Se dice que cuando uno está enamorado se tienen cosquillas en la panza, y no le falta razón a esa afirmación, que también aplica a la sensación de nervios, ansiedad y expectativa. Todo eso le ocurre al aficionado argentino, en especial a los seguidores del boxeo, con la pelea entre el bonaerense Brian Castaño y el norteamericano Jermell Charlo, por todos los cinturones de peso súper welter.
Desde que la Organización Mundial de Boxeo (WBO), que tiene a Castaño como campeón de los 69,802 kg, se afirmó como la cuarta entidad importante en el deporte de las narices chatas, jamás un argentino ha tenido el reconocimiento indiscutido en el universo, como lo tendría el “Boxi” si llegase a vencer a Charlo (campeón del Consejo, la Asociación y la Federación Internacional).
Esto hace al combate que TyC Sports transmitirá el 17 de julio, un evento único, de esos que generan una ansiedad que no se da muy a menudo por estas tierras cuando se trata de boxeo, pero que ha tenido varios antecedentes que hoy venimos a recordar para darle a Castaño vs Charlo el marco que, creemos, se merece.
En la casi centenaria historia de argentinos peleando por cosas importantes, y por ser el boxeo el deporte que más satisfacciones (en medallas olímpicas y coronas ecuménicas profesionales) le ha dado al país, unos cuantos héroes han emprendido gestas como las que Castaño afrontará en julio, midiéndose a peleadores locales, encumbrados y en Estados Unidos, país ungido sin discusiones como la meca del boxeo, rótulo remanido pero rotundamente cierto.
La génesis de la historia -en realidad el “big bang” del boxeo argentino- fue hace 98 años, en el Polo Grounds de Nueva York, cuando Luis Ángel Firpo protagonizó dos excitantes rounds con el mejor pugilista de esos días, Jack Dempsey, por el título mundial de peso pesado. La pelea se transmitió por radio a galena, por entonces un lujo que no muchos podían darse.
La historia es harto conocida. Firpo perdió por KO 2, hizo volar a Jack fuera del ring en el primero, cayó nueve veces, pero aquí, en un país huérfano de hazañas deportivas, movió a multitudes frente al Pasaje Barolo y al edificio del diario La Prensa, con gente que clavaba la vista en la luz verde que anunciaría la victoria del “Toro Salvaje de las Pampas” y la sirena que acompañaría esa señal. Nada de eso ocurrió. Miles de personas volvieron tristes a sus casas, pero la gran historia comenzó a escribirse.
Luego de Firpo, varios compatriotas ilustres de los puños enguantados fueron a buscar suerte al gran país del norte: Justo Suárez, Eduardo Lausse, Luis Federico Thompson, Jorge Fernández, Goyo Peralta y Ramón La Cruz, entre otros. Pero no fue sino hasta 1970 en que el amperímetro de la pasión volvió a estremecerse.
El 7 de diciembre de ese año, Oscar “Ringo” Bonavena se enfrentó con el único e irrepetible Muhammad Alí, en el Madison Square Garden, en una pelea de leyenda (sin título mundial en juego) en la cual todos sabemos qué paso. Pero bueno es recordar que ese combate concitó tanta expectación que clavó un número de rating televisivo único hasta el momento en Argentina.
Los relatos del inolvidable pampeano Ricardo Arias, por Canal 13, llevaron el fallido intento de “Ringo” ante Alí a millones de hogares y el rating trepó a 79,2 puntos, cifra superada recién en 1990 en la semifinal del Mundial de fútbol de Italia entre el seleccionado argentino y el equipo anfitrión.
Pasaron 14 años para que una pelea vuelva a estremecer a los argentinos y fue gracias a los martillazos del cordobés Juan Domingo Roldán y su cruce ante Marvin Hagler, en el hotel Riviera de Las Vegas, el 30 de marzo de 1984, por los tres cinturones vigentes del peso medio (IBF, WBC y WBA). Algo parecido -aun no nacía la WBO- al reto que va a encarar Castaño.
Otra vez Roldán, tres años y medio más tarde (29 de octubre de 1987), hizo hablar hasta a doña Rosa de boxeo, por su pleito ante Thomas Hearns, en el que estuvo en juego el vacante título mediano WBC. Esa pelea fue un lunes, bien pasada la medianoche y transmitida por Canal 2 de La Plata, pero metió un rating de más de 40 puntos.
No olvidamos a Sergio Palma y su consagración, en 1980, como campeón súper gallo WBA ante Leo Randolph, medalla de oro olímpica en el ´76 e invicto profesional, al que noqueó en 5 rounds en Spokane, Washington. Fue, en opinión personal, la mejor victoria de un argentino en EE.UU, pero Randolph no tenía el carisma de los arriba mencionados, como tampoco lo tenía Tony Licata, el retador que en 1975 despachó Carlos Monzón en el Madison, en la única pelea del santafesino en Estados Unidos.
Mike Rossman, “El bombardero judío”, tampoco fue un campeón de gran relieve, pero pudo se daba corte de haber vencido, en septiembre de 1978, a Víctor Galíndez arrebatándole el título medio pesado WBA. En la revancha, ocurrida en abril de 1979, el “Leopardo de Morón” lo vapuleó haciéndolo abandonar en el 10mo asalto, con lo cual el valiente bonaerense se transformaba en el primer semi completo de la historia en reconquistar una corona del mundo. Ambos combates se realizaron en Nueva Orleans.
El triunfo del tucumano Pedro Décima ante Paul Banke en Los Ángeles, ganando la corona súper gallo WBC, fue otro gran suceso criollo en Norteamérica, pero esa pelea, extrañamente, no llegó a Argentina ni por TV ni por radio.
Por eso, el “sacudón” que nos dio Sergio “Maravilla” Martínez y su combate ante Julio César Chávez Jr, en Las Vegas, el 15 de septiembre de 2012, con transmisión de TyC Sports, fue extraordinario, tanto que la frase del relator Walter Nelson en el último round (“Salí de ahí, Maravilla”) ha quedado en el acervo popular.
De “Maravilla” vs Chávez hablaron hasta las piedras, pero permítanme otra opinión: quien esto escribe considera que los triunfos de Martínez ante Kelly Pavlik y Paul Williams, también en EE.UU (Atlantic City en ese caso) tuvieron mucho más valor deportivo que el sonoro éxito frente al mexicano.
El chubutense Lucas Matthysse también merece un párrafo en la nota ya que por casi una década fue figura repetida en grandes carteleras en “la meca” y dejó para el recuerdo peleas inolvidables (Lamont Peterson, Danny García, Ruslan Provdnikov) ganando o perdiendo.
Para contextualizar Castaño vs Charlo en la historia de las grandes topadas de argentinos en Estados Unidos, creemos que el antecedente inmediato en cuanto a ilusión y ansiedad lo trajo Marcos Maidana y sus pleitos contra Floyd Mayweather (ambos en 2014 en Las Vegas), sin dejar de lado la gran victoria en diciembre de 2013 frente a Adrien Broner, un invicto que fue arrollado por el pegador de Margarita y que posibilitó que en el país el boxeo vuelva a ser tema de primera plana por la saga Chino-Floyd.
Otro santafesino que llegó a Mayweather y en Las Vegas fue Carlos Baldomir, quien lo hizo gracias a trascendentes éxitos en Nueva York y Atlantic City, ante Zab Judah y Arturo Gatti, respectivamente, todo en 2006. Aunque claro, no movió tanto el avispero como Maidana, porque Floyd no era la luminaria que fue cuando se cruzó con el “Chino”.
Los que peinamos canas o los que no peinan nada por que las “chapas” volaron, revivimos esos grandes sucesos con nostalgia y sin perder de vista que la mayoría de esas cruzadas terminaron en derrotas, aunque sabemos que Brian Castaño, el pibe de La Matanza, tiene las armas para dar un fuerte golpe en la mesa del boxeo, quedarse con todos los cintos y poner bien alto a Argentina en el concierto mundial. De nuevo, como bien merece su rica historia, a la cual acompañamos desde TyC Sports.
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