La noticia de la muerte de Oscar Laudonio, conocido como el Loco Banderita, víctima del coronavirus, golpeó a Boca en el arranque de la semana. Cacho era un ícono de la hinchada. Trabajaba en el club desde 1985 y en las últimas dos décadas era costumbre verlo vestido con los colores del Xeneize y agitando una bandera en la puerta del túnel para anunciar la salida de los futbolistas al campo de juego.

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En la institución, que lo despidió con un mensaje en sus redes sociales, comenzó como seguridad en las boleterías. Luego, en 1991 se sumó a la utilería del primer equipo y con su personalidad histriónica fue transformándose en un personaje querido por todos. En los últimos tiempos, a raíz de su edad -tenía 84 años-, se había desempeñado junto a la Reserva.

Sin embargo, nunca faltó en La Bombonera los días de partidos. A lo largo de su vida solo estuvo ausente en dos ocasiones. La primera fue en 2005, tras una recordada serie de la Copa Libertadores en la que Boca enfrentó a Chivas de México. Ese día hubo incidentes, Cacho Laudonio le pegó una patada al futbolista mexicano Adolfo Bautista y una resolución judicial le impidió pisar una cancha de fútbol por tres meses.

La segunda vez llegó en 2018, cuando lo habían separado tras un malentendido vinculado a la desaparición del celular de un juvenil. En ese entonces, Cacho recibió llamados de Carlos Tevez y Guillermo Barros Schelotto para brindarle su apoyo y pedir por su vuelta.

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BOCA Y EL BOXEO: LAS DOS PASIONES DEL LOCO BANDERITA

Hijo de don Angel, un inmigrante italiano, se crió en Parque Chas, donde vivía junto a sus padres y sus ocho hermanos, cuatro mujeres y cuatro varones. Estaba casado desde hacía 55 años, tenía tres hijos y era un seguidor del conjunto de La Ribera desde chico. Incluso, llegó a ser mascota del equipo en la década del 50. Además, era hermano de Abel Laudonio, reconocido boxeador que fue campeón argentino welter y ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 en la categoría liviano.

Precisamente el boxeo fue la otra gran pasión de su vida. De joven fue pugilista. Empezó a practicar el deporte de manera amateur durante algunos años en el Club Parque Chas, de Villa Urquiza. Ganó varios torneos regionales, peleó en el Luna Park, y se marchó a Europa para seguir elevando su carrera, ya como profesional.

Pero mucho antes de eso, tuvo la oportunidad de boxear en La Bombonera, ante la mirada de Juan Domingo Perón, presidente por aquel entonces, y en el entretiempo de un Superclásico. Una oportunidad inmejorable. Fue en 1953, cuando realizó una exhibición con su hermano Abel en el descanso de un Boca - River. Aquel día, después del combate, saludó a Perón, quien estaba acompañado por Dwight Eisenhower, hermano del presidente de Estados Unidos, y hasta le pidió una bicicleta.

Luego, su carrera como pugilista no prosperó. En cambio, Abel fue el único que logró ganarle a Nicolino Locche en el Luna Park, y le arrebató el campeonato argentino en 1964. Por su parte, Cacho siguió ligado a Boca, se convirtió en un emblema y fue uno de los hinchas más reconocidos hasta su muerte.

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EL LOCO BANDERITA Y SU AMOR POR BOCA

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