Sonríe Boca. En un fútbol argentino cada vez más lejos en la competencia financiera con el resto del mundo por las complicaciones sabidas del país, prácticamente cualquier ingreso de dinero constituye un motivo de festejo, y mucho más si eso se ocurre sin siquiera desprenderse de un jugador. Ese será el caso del Xeneize, que se verá beneficiado por la millonaria venta de un futbolista nacido en el club: Nahuel Molina Lucero, del Udinese al Atlético de Madrid.
Cuánta plata le ingresa a Boca por la venta de Nahuel Molina y por qué
El lateral derecho de la Selección Argentino se hizo la revisión médica este jueves y ya fue presentado oficialmente como nuevo refuerzo del conjunto de Diego Simeone, que lo pagó ni más ni menos que 26 millones de euros. Como consecuencia del mecanismo de solidaridad, el Xeneize recibirá una cifra para nada despreciable para sus arcas de esa totalidad: 700.000 €, con la posibilidad de que sean 210.000 más si se cumplen determinados objetivos.
Para poner en contexto, el mecanismo de solidaridad consta de la contribución del 5% de la transferencia que el club comprador (el Colchonero) debe repartir a aquellos equipos que participaron de la formación del futbolista (Boca, junto con Central y Defensa y Justicia). La suma a entregar a cada uno se corresponde con la cantidad de años que el jugador estuvo inscripto allí entre los 12 y 23 años. Si se desempeñó entre los 12 y 15, recibe un 0.25% del total del pase por año que jugó; y si lo hizo entre los 16 y 23, un 0,5%.
De este modo, Juan Román Riquelme y compañía percibirán este importante ingreso gracias a Molina, quien paradójicamente se fue gratis del conjunto de La Ribera y en malos términos.
Nahuel Molina, de irse libre de Boca a ser refuerzo de Atlético de Madrid: por qué se fue gratis
Después de sus incursiones a préstamo -sin opción de compra- por Defensa y Justicia en 2018 y luego por Rosario Central, donde recaló con el objetivo de recoger experiencia y tener minutos, el futbolista de 24 años regresó al Xeneize a principios del 2020.
En ese momento comenzó la problemática que nunca pudo resolverse y que más tarde desencadenó en su salida de Boca. Es que para volver a ponerse la camiseta azul y oro, el nacido en Embalse debía renovar su contrato, que vencía el 30 de junio de ese mismo año. Sin embargo, las negociaciones con el Consejo de Fútbol para lograr un acuerdo en la extensión de su vínculo nunca pudieron llegar a buen puerto.
De ese modo, en medio del fuego cruzado y la polémica que provocó el ida y vuelta en las truncas tratativas, Molina siguió entrenándose sin ser considerado y finalmente quedó libre tras caducar su contrato a fin de mes. Posteriormente, con el pase en su poder, Udinese posó los ojos en él y cerró su fichaje en septiembre.
Tiempo después, en diálogo con La Nación, el lateral derecho, que se asentó rápidamente en el Calcio y hoy tiene un gran presente en la Selección, se refirió a los motivos de su adiós de Boca. “Se dio de una manera que no me gustó. Nunca pudimos arreglar el contrato, fue el momento más amargo de mi carrera. Y después vino la pandemia…No me peleé con nadie, nunca tuve un problema, conozco a todo el mundo, no solo a los dirigentes. Me hubiese gustado jugar muchísimo más”, sostuvo Molina.
En el Friulani logró adueñarse rápidamente del andarivel derecho de la defensa y se convirtió en una de sus figuras estelares. Tan destacado viene siendo su desempeño en Italia que cautivó al Cholo Simeone, quien no dudó en incorporarlo al Aleti.
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