Qatar, el nuevo epicentro de espectáculo deportivo del mundo. Todo inició como parte de una política exterior que data de 1995, cuando cambios radicales dentro de la familia real y una política de expansión ubicó a este pequeño país en cuanto a territorio en el podio del deporte mundial. 

La Fórmula 1 arriba por primera vez al circuito de Losail, el mismo sitio que alberga al Mundial de motociclismo con las competencias nocturnas de MotoGP. El nuevo trazado qatarí para la máxima categoría del automovilismo mundial tendrá un acuerdo por 10 años.

Pero la Fórmula 1 no es el mayor evento que llega a Qatar. En 2022 se disputará el Mundial de futbol. Debido a las altas temperaturas reinantes en el pequeño país asiático, la máxima competencia de este deporte dejará de lado los tradicionales junio y julio para evitar los más de 50 grados de temperatura ambiente y se trasladará a noviembre y diciembre, más allá de que todos los estadios cuenten con sofisticados sistemas de aire acondicionado.

Qatar hace décadas que apunta al deporte. De ser una nación extremadamente pobre hace un siglo, ahora pasa a ser uno de los más ricos, con un ingreso per cápita de 100.000 dólares.

El fútbol fue la llave de la popularidad mundial. El patrocinio de Qatar Foundation primero y de Qatar Airways después, llevó al emirato a una auténtica fiebre por el mejor Barcelona, el que conducía Leonel Messi.

El deporte motor tiene ya su tradición en Qatar. Su máximo exponente es el carismático Nasser Al-Attiyah, ex piloto del Rally Mundial y ganador del Dakar con Volkswagen en 2011; con Mini en 2015, y Toyota en 2019. Había salido campeón mundial de Rally Cross Country en 2008 y en 2015. Pero a su pasión fierrera se agregó su condición olímpica, al ganar la medalla de bronce en Londres 2012 en tiro al plato.

Conocé más sobre el fenómeno de Qatar en La Otra Mirada de Carburando

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