Durante gran parte de la historia, los motorizaciones de los autos se limitaban a nafta o gasoil. Pero el ámbito automotor experimentó cambios y de allí surge el interrogante: ¿cuál será el futuro de la movilidad?
Ante el impacto ambiental y las objeciones por las consecuencias contaminantes frente a los motores a combustión, las energías alternativas ganaron terreno, ubicándose en una carrera que parece no tener un camino definido.
La mayoría de las empresas automotrices se inclinó a los motores eléctricos. Muchas terminales hasta pusieron fecha de defunción a los motores convencionales, anunciando que toda su gama será eléctrica.
Para la mayoría, la bisagra fue Ferrari, cuando la marca del Cavallino Rampante se sumergió en la nueva era. Don Enzo Ferrari solía decir que vendía motores y que el resto del auto lo regalaba, aumentando la importancia el corazón de sus productos.
John Elkann, Presidente y consejero delegado de Ferrari, aseguró que la era eléctrica la ven como una gran oportunidad. Es cierto, las automotrices ya no tienen opción. La Unión Europea, por ejemplo, aprobó la prohibición de la venta de coches nuevos nafteros y diésel a partir de 2035. “La oportunidad que nos brindan la electrificación (...) y otras tecnologías que están llegando nos permitirán hacer productos aún más diferenciados y únicos”, señaló Elkann.
Con estas alternativas, aparecieron nuevos actores en el mercado automotor. Tesla, por ejemplo, es un caso que lo representa. Salió a dar batalla a los clásicos y de inmediato se ganó una buena porción del mercado mundial, haciéndose fuerte en la bolsa con sus cotizaciones con miras a futuro. En China, la pujante Nio representa la nueva realidad automotriz.
Pero no es el único camino. Toyota es la marca pionera en el desarrollo de vehículos híbridos. Prius, el primer vehículo híbrido auto-recargable producido a gran escala, con más de 7 millones de unidades vendidas a nivel mundial, ya va por su cuarta generación. En nuestro país, hace más de 10 años que se comercializa.
Frente al tiempo que demanda la carga de las baterías eléctricas, algunos cuestionan el deshecho de esas celdas cuando culminan su utilidad. ¿No es contaminante generar electricidad y luego la eliminación de las baterías en desuso?
Elon Musk no fundó Tesla. Él la compró tras un futuro incierto que advertían sus fundadores. Y a partir de allí instaló la marca y se transformó en empresa insignia en el campo de los autos electrificados ante los grandes monstruos de la movilidad.
La visión del emprendedor continuó No sólo se abocó a la movilidad terrestre. Hizo historia con Space-X, la compañía que viaja al espacio y que se dedicará a trasladar pasajeros a vivir una experiencia única de salir de la Tierra.
Y también se metió en el mundo de la inteligencia artificial, que aparece dentro de la industria de la movilidad.En el escenario aparecen los autos a propulsión sobre la base de hidrógeno. Y cada opción cuenta con sus puntos en favor y aquellos en los que penaliza.
En ciertos aspectos, no hay duda de que el hidrógeno está muy por detrás de la electricidad. La recarga sería similar al tiempo que se emplea en el combustible, pero una estación de repostaje de hidrógeno cuesta diez veces más que una estación de carga de vehículos eléctricos de alta potencia en corriente continua.
Pero para vehículos pesados para transporte y de viajes largos, la mayor eficiencia y economía que supone en uso de camiones eléctricos, la reducción del peso y el tamaño de las baterías para no penalizar la capacidad de carga y el hecho de minimizar los tiempos de parada para que se ajusten al descanso de los conductores, son ventajas que pueden imponerse.
¿Y los vehículos solares? En la exposición de General Motors de Chicago de 1955 se lanzó el primer prototipo impulsado por energía solar. Pero, ¿qué sucedió en todos estos años que no se desarrolló?
Los vehículos impulsados por motores alimentados a energía solar cuentan con paneles externos, que permiten cargar los autos mientras están estacionados. No se encontró de manera fehaciente que paneles instalados en el propio vehículo permita otorgar la energía necesaria para abastecer a la unidad de manera integral. Pese a ello, en los últimos tiempos se avanzó en la necesidad de satisfacer esa necesidad.
Es evidente que los clásicos motores a combustión tienen su vida limitada. Y en ese espacio que queda vacante, aparecen todas las opciones. Con puntos salientes y otros por desarrollar, la aceleración hacia el futuro, a pura energía.