Asumió Martín Demichelis en River
Ahora su tarea es volver a enamorar y tiene todo para hacerlo, porque Gallardo ya está un poco más lejos y porque empieza a verse su mano. Señores, 2024, empezó la era Demichelis.
Un técnico que asume tras un 2022 incómodo y en su torneo debut sale campeón, que logra que a su equipo lo apodaran River Múnich, que megacotiza a Beltrán (pese a que en el plantel estaban Rondón y Borja) para que lo vendan en fortunas, que recupera a González Pírez y potencia a Paulo Díaz y Barco, que gana los dos Superclásicos, que festeja en cinco de los seis clásicos del año (el otro fue empate), que le saca 18 puntos al segundo en la tabla anual ¡y 23 a Boca! Un técnico que logra todo eso en la primera experiencia de su vida como DT, que es del riñón del club y que decide volver por amor. Ese técnico, ¿puede ser repudiado como lo fue (o es)?
Factos: sí. Es el caso de Martín Gastón Demichelis. Dentro del salvaje mundo futbolero, en donde el exitismo roza lo patológico y se confunde exigencia con delirios imposibles (si no ganás todo todo el tiempo no servís), estas cosas suceden. Su caso puede ser multicausal. En principio el famoso off con los periodistas, hecho que instaló en Núñez un cabaretismo más propio de zonas de canchas chicas. Error de principiante.
Sin embargo, el gran motivo de su rechazo fue culpa de Marcelo Daniel Gallardo, por lo grandioso y enorme que fue el Muñeco. A Demichelis el post gallardismo le llegó con delay pero le llegó. Y la ligó de rebote. No había ser humano en el planeta que saliera ileso del peso que dejó Napoleón. Era de libro, de manual, lo sabíamos todos y ocurrió. El título de junio lo único que hizo fue postergar el pago de la deuda, pero las moratorias alguna vez hay que pagarlas.
Los cambios tardíos, alguna palabra de más en conferencia, incluso la eliminación en la Copa (ante un equipo brasileño y en el penal número 10, algo posible) no fue tan importante como lo otro. Las viudas de Gallardo estaban agazapadas y atacaron en el segundo semestre, cuando la pelota dejó de entrar; no fue Demichelis el problema sino el momento en el que Demichelis asumió. El resto es sarasa.
Martín Demichelis, tras las grandes actuaciones de Mastantuono y Armani por Copa Argentina
Ahora su tarea es volver a enamorar y tiene todo para hacerlo, porque Gallardo ya está un poco más lejos y porque empieza a verse su mano. Que haya un recambio en el plantel es una buena señal, serán soldados que sentirá como propios. La gesta de Madrid es hermosa pero ya quedará en el recuerdo y cada vez menos jugadores podrán sacar la chapa del “ojo conmigo porque yo estuve ahí”. Hay gente nueva elegida por él y sobre todo hay chicos que él sabrá bien llevar porque ya lo hizo en Alemania.
Por último, hay autocrítica y aprendizaje, algo lógico en un DT que debutaba como DT. Tal vez será la hora de desafiar la coherencia del tiempo: Demichelis ya dio dos vueltas olímpicas pero acaba de asumir. Señores, 2024, empezó la era Demichelis.
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