Gabriel Ramírez, el capitán de un San Telmo que sueña con el ascenso: "Somos el mejor equipo de la categoría"
El correntino de 29 años habló sobre el presente del Candombero, las polémicas arbitrales y su historia de vida. Conocé en detalle la interna de uno de los candidatos a ascender a Primera.
En el campeonato anterior, San Telmo terminó en el puesto 17 de 18 en la Zona A de la Primera Nacional (igualado con Almagro), y evitó jugar el partido desempate por el descenso a la Primera B Metropolitana por la decisión de último momento de la AFA de anular un descenso. Este año, la realidad es totalmente opuesta: el Candombero está peleando por ascender, y pese a los tres puntos que le quitaron como sanción por los incidentes ante Aldosivi, está a solo cuatro unidades de Nueva Chicago, que está puntero con 51.
Gabriel Ramírez, el capitán del equipo, en una charla con TyCSports.com, aseguró que son el mejor equipo del torneo: "Primero por las buenas personas que integran el plantel, y en segundo lugar por como jugamos. Creo que a pesar de todas las adversidades que podamos encontrarnos en el camino siempre vamos para adelante todos juntos. Antes, por ejemplo, no teníamos para desayunar y cada uno lo hacía en su casa o juntábamos con los chicos y comprábamos algo para compartir".
Y es que las adversidades de las que habla el volante central existen y pesan en la realidad de un club que ascendió en 2022 y ahora se ilusiona con llegar a la máxima categoría. En primer lugar, la mayor dificultad que enfrenta el equipo de la Isla Maciel es su presupuesto, que es el más bajo de los 38 conjuntos del segundo escalón del fútbol argentino. En segundo lugar, el ya mencionado hecho contra Aldosivi, donde una bomba de estruendo causó que Andrés Yllana, técnico del visitante, sea trasladado al hospital.
En la primera fecha, San Miguel viajó a Santiago del Estero y se volvió con una derrota 1 a 0 ante Mitre. Después de una mala campaña, y un comienzo con el pie derecho, parecía que el futuro continuaría por la misma senda negativa. "La mayoría pensaba que íbamos a repetir lo mismo que el año pasado, pero entre nosotros nos encerramos y dijimos que había que darlo todo y después ver cómo se iban dando las cosas", dice Ramírez sentado en el buffet del predio que tiene el club en Capital Federal. Al final, "las cosas", es decir los resultados de cada partido, se dieron de forma favorable. De los próximos 28 encuentros, solo perdieron cuatro. Además, ganaron 13 de ellos y empataron otros 11.
El número 5 entiende que lo fundamental es ir partido a partido, y a cada uno que pasa dejarlo atrás, sin importar si ganaron, perdieron o igualaron: "Cuando no perdimos durante trece fechas seguidas, era ir fin de semana tras fin de semana pensando solamente en salir a ganar en todas las canchas. Nuestra idea es esa, ir siempre para adelante sin importar que".
Para el capitán, a la hora de ser un equipo competitivo una gran parte está en el grupo. Durante sus respuestas, ratifica una y otra vez lo bien que se llevan todos entre sí y lo cómodos que se sienten. "Cuando llego a casa, lo primero que hago es contarle a mi esposa lo bien que la paso. En otros lados no me pasaba eso, capaz teníamos predio y todo para entrenar, pero nunca me sentí así antes", cuenta mientras su esposa lo espera para comer en la parte de adentro del buffet con su hijo Gael.
Una de las fortalezas del grupo está en la cercanía con su gente. En algunos clubes, las instalaciones, los elementos de trabajo, las canchas de entrenamiento, las pelotas y muchas cosas más pueden ser de primer nivel, pero en San Telmo lo que falta lo suple la gente, que siempre está muy cerca del plantel profesional para dar un amano. Ramírez, quien agradece y destaca constantemente durante la entrevista el cariño que les brindan todos los hinchas, confiesa que es muy fuerte la relación con los que fin de semana de por medio copan las tribunas del Doctor Osvaldo Baletto.
El Candombero, a diferencia de la mayoría de los competidos de la categoría, no tiene un predio propio donde entrenar. Ahora, están haciéndolo en La Quinta, ubicado en Quilmes, pero cuando llueve tienen que hacerlo en el conjunto de canchas de Constitución. Ahí, mientras habla, Ramírez ve de fondo como entrenan los jugadores del baby.
Más allá de las distintas opiniones que pueda acarrear el tema, es un hecho que la Primera Nacional con 38 equipos trajo consigo la posibilidad de que varios clubes puedan sorprender a todos y pelear en los primeros puestos. San Telmo, San Miguel, Gimnasia de Mendoza y Racing de Córdoba son algunas de estas sorpresas en el actual campeonato.
El mediocampista se expresó al respecto, pero comentó que prefiere no opinar mucho porque al fin y al cabo es un tema que excede a los jugadores y pertenece a los dirigentes: "Entre nosotros lo charlamos y al final lo que queda es que ojalá consigamos el ascenso, no mucho más. Sí creo que debería haber descensos por una cuestión de competitividad. Además, si los del fondo no pelean por nada es injusto para los que la vienen luchando desde más abajo".
"El partido anterior nos bombearon, da bronca que te perjudiquen así y más porque somos un club humilde"
Siguiendo por la misma línea de su anterior respuesta, en la que entiende que el problema pertenece más a los dirigentes que a los protagonistas, Ramírez tampoco quiere decir demasiado sobre los arbitrajes: "El partido anterior nos bombearon, da bronca que te perjudiquen así y más porque somos un club humilde. Igualmente, me parece que no es algo que tengamos que encargarnos nosotros, es un tema que los dirigentes tendrán que tratar y sí no ya está, quedó ahí. Yo al árbitro me lo quería comer, pero ahora ya pasó, no queda otra que seguir y ganar el próximo fin de semana"
La historia de Gabriel Ramírez: cuidaba coches en un supermercado y le compraba comida a sus amigos
Con su esposa Agustina, charla sobre el sueño de competir en Primera. El capitán del equipo anhela ascender con San Telmo y lograr el estreno en la máxima categoría para el club. "Siempre le digo lo mismo a ella: 'Si Dios quiere, el año que viene voy a jugar en Primera'", confiesa él. Pero lo que ahora son ilusiones, en algún momento fueron tristezas. En la pensión de Lanús, a donde llegó desde Corrientes a sus cortos 13 años, lloraba todos los días porque extrañaba a su familia.
"Cuando estaba en mi casa faltaba siempre al colegio, no me gustaba ir. Mis viejos me tenían que salir a buscar por todos lados porque siempre me escapaba a hacer cualquier cosa con amigos", relata Gabriel. Incluso, antes de mudarse a zona sur, cuidaba coches en un supermercado: "Lo mío no era un tema de guita, tampoco nos sobraba nada, pero estábamos bien. Yo quería tener lo mío, y también me servía para darle una mano a mis amigos que muchas veces no tenían ni para comer", explica el volante.
Previo a desembarcar en la Isla Maciel, pasó por Quilmes -en tres ocasiones-, Talleres, Atlético Rafaela, Boca Unidos, Atlanta, Larisa de Grecia y Mitre. En su única experiencia europea, vivió algo especial, y cuenta que si tuviera la posibilidad, le encantaría volver al Viejo Continente en algún momento: "Aunque la competencia no es la misma, lo económico fue un empujón muy grande, y también fue distinto en todo sentido. Para mí, fue la demostración de que se puede cambiar de país, aprender otro idioma. Fue algo muy fuerte que viví junto a mi esposa, quien me acompañó desde el primer momento que se lo planteé".
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