Dos detenidos, un arma y la búsqueda del hijo del presidente de Alem tras el brutal ataque de la barra a Luján
Un hincha de 18 años murió y otros nueve resultaron heridos -dos de ellos de gravedad- producto del enfrentamiento armado ocurrido en inmediaciones del estadio Municipal.
Avanza la investigación por la salvaje emboscada de la barrabrava de Leandro N. Alem en el clásico ante Luján. La Justicia ya detuvo a dos personas y ahora está buscando intensamente a otras tres. Una de las apuntadas es Ariel González, el presunto jefe e hijo de Carlos, el presidente del club de General Rodríguez, un funcionario de alto rango de la Municipalidad y nombrado director de Transporte desde enero de este año.
A Ariel González -en junio lo habían señalado en una causa que no prosperó- lo vinculan como "usuario" delPeugeot 308 blanco del que se bajaron dos individuos y dispararon a mansalva contra los hinchas de Luján. Eso según los testigos, ya que todavía tienen que probar si realmente el acusado estuvo al volante o por lo menos dentro del rodado.
Y es por eso que ayer por la tarde la UFI 10 de Mercedes, a cargo de la doctora María Laura Cordiviola, ordenó varios allanamientos, uno en el domicilio del propio Ariel, pero no encontró el vehículo ni al protagonista. Solo apareció su madre, ex esposa de Carlos, cuando el operativo estaba levantando campamento.
Con las imágenes de video y los testimonios en su poder, Cordiviola llegó a la conclusión de que realmente hubo dos balaceras y no una, como se pensaba en un principio. La primera ocurrió sobre la propia calle del estadio, donde habrían participado los ocupantes del Peugeot blanco y de un VW Vento oscuro del que se ve que salen armas.
La segunda, en tanto, se produjo a 150 metros de la cancha, cuando los ocupantes de un Corsa blanco se bajaron y dispararon con armas que les habrían alcanzado los ocupantes de un Audi Negro.
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Todo ese material fue suficiente para que la Justicia recayera sobre los presuntos dueños de esos cuatro autos. También se ligó un allanamiento el propietario de un Renault Sandero bordó, que habría sido clave para la huida junto a una camioneta que circulaba sin patente (según informes de la la policía Bonaerense pertenecería a un hombre cuyas iniciales son P. F., con vínculos muy estrechos con la política, el sindicalismo y los bajos fondos de todo General Rodríguez).
Sin embargo, las autoridades solo lograron detener a dos personas, César Ramírez (Corsa blanco) y Mauricio Pare (Renault Sandero bordó), y demorar a dos mujeres acusadas de encubrir y descartar la ropa de Ramírez, aunque ambas fueron liberadas por la noche.
Por su parte, en las instalaciones del club Alem se encontró un revolver calibre 38 con el cargador lleno -nadie se hizo cargo de la posesión-. De todas maneras, ese arma no estaría vinculada al violento episodio porque los casquillos levantados en la cancha de Luján eran de nueve milímetros.
En cuanto a lo que resta de la investigación, se esperan nuevas detenciones con el correr de las horas que involucrarían a gente muy cercana al poder de General Rodríguez, donde todavía mantienen silencio. ¿Y los políticos de Luján? Si se los investiga a ellos, también tendrían que explicar varias cosas, como que Facundo Roldán, el jefe de Los Pikantes, la barra brava del equipo local, está contratado como empleado municipal Clase VII con el máximo de las horas administrativas posibles.
Apodado Toti, tuvo derecho de admisión durante un año y medio por participar de la interna de la barra de Independiente apoyando a la facción oficial de Juan Ignacio Leczniki y Roberto Illescas contra Pablo Bebote Álvarez, y además tuvo varios inconvenientes en la Justicia local y hasta fue acusado el año pasado por el músico L-Gante de intentar agredirlo cuando fue a ver a su naciente hija, Jamaica, por la pica entre General Rodríguez, de donde es el músico, y Luján. Ah, faltaba el dato clave que lo compromete: entre los nueve heridos y fuera de peligro, hay una persona de su círculo íntimo.
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El hincha de Luján de 18 años que había sido baleado ayer en el tórax durante un enfrentamiento ocurrido en inmediaciones del estadio Municipal de Luján, mientras se disputaba el clásico entre ese equipo y Leandro N. Alem -que fue suspendido debido a los incidentes-, murió en el hospital donde había sido internado junto a otras nueve personas atacadas a tiros en ese mismo episodio, informaron fuentes judiciales.
El fallecido fue identificado por los voceros como Joaquín Coronel, quien había sido trasladado en estado crítico tras los enfrentamientos.
De acuerdo a las fuentes, todo se inició minutos antes del partido, cuando la hinchada de Luján estaba en inmediaciones de la esquina de Francia y Pellegrini, de esa ciudad, mientras que la de Alem se disponía a ingresar por el acceso de Colón y Pellegrini.
En esas circunstancias, un auto blanco se acercó a donde estaban los hinchas de Luján y desde el interior personas comenzaron a disparar.
Tras ello, integrantes de ambas hinchadas se enfrentaron en las afueras del estadio, mientras la policía intentaba separarlas.
“Mi pareja me muestra un video y me dice que era Joaquín. Ahí salí corriendo al hospital. Cuando llegué lo estaban operando. La operación duró casi cuatro horas, cuando salió lo llevaron a terapia y los médicos me dijeron que la bala le comprometió los intestinos, el páncreas…lo lastimaron todo a mi pobre negro”, aseguró Javier, padre de la víctima.
El hombre recordó que luego de unas horas, los médicos le adelantaron que su hijo estaba muy comprometido y que podía estar afectado neurológicamente.
“Pensé que podía salir”, alcanzó a decir entre lágrimas el hombre al canal C5N.
Javier aseguró que Joaquín “era un chico que le gustaba ir a ver a (equipo de fútbol) Luján” y que “le arrebataron la vida de la nada”.
“Fue algo planificado. Hubo infiltrados porque no podía haber visitantes. No entiendo como una camiseta puede causar esto”, agregó Javier en declaraciones realizadas también al canal Crónica TV.
A raíz de los hechos de violencia, el encuentro entre ambos equipos en la cuarta fecha del torneo Clausura de la Primera C de fútbol fue suspendido por el árbitro Nicolás Kresta a los 14 minutos del primer tiempo, cuando igualaban sin tantos.
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