Luciana Aymar se divierte en Chile con el pádel: "Me devolvió la adrenalina"
Lucha volvió a competir pero no en su deporte original, donde fue la mejor del mundo, sino en el pádel y tras la Cordillera.
En el hockey mandó durante una década y media. Fue ocho veces la mejor jugadora del planeta y con Las Leonas medallista olímpica en cuatro ocasiones; ganó dos copas mundiales, seis Champions Trophy y tres Panamericanos. Luciana Aymar, ahora con 47 años, viviendo en Chile y casada con el extenista Fernando González, comprobó que con el pádel se reencontró con su espíritu competitivo el cual está intacto.
“Cuando empecé a jugar al pádel con mi compañera dije 'voy a jugar para divertirme, estar en un ambiente lindo, competitivo, una vez por semana' y me devolvió la adrenalina, estar entre amigos, haciendo deporte. Acá estoy sufriendo a pesar que es muy entretenido”, dijo Aymar entre set y set de un arduo partido.
El pádel en Chile atraviesa un momento de crecimiento imparable. Los dos circuitos internacionales llegan al país regularmente a mostrar su poderío y a nivel social la geografía trasandina está invadida de pádel en cada pueblo, en cada ciudad.
En ese marco, Lucha no pudo resistir a la actual tendencia y cayó en las garras de la disciplina para sentirse viva. Compite en torneos en Santiago e incluso alguno ya ganó. Admira a Agustín Tapia, un talentoso en el pádel; casualidad o no, dos genios, cada cual en lo suyo.
Dialogando con el periodista chileno Manuel Maira para su canal Rey Pádel, Aymar dio a entender que empezó a jugar hace un año y medio. “Me frustraba a lo primero porque no sabía jugar, soy exigente. Tomé clases y fui mejorando. Ya estoy jugando torneos, a veces disfrutás y hay veces que sufrís, acá estoy pasándola mal, jajaja. Acá hago lo que puedo. Juego en el revés, no tengo mucha paciencia y permanentemente arriesgo, como hacía en el hockey”, dijo Lucha.
“Acá soy 'la mujer de'. Sólo la gente que sabe de deportes saben quién soy, hago una vida normal. Hace poco hubo un torneo de pádel donde hubo muchos argentinos y permanentemente estaba sacándome fotos y haciendo videítos, a veces se extraña ese cariño de la gente”, dijo Aymar, refiriéndose a su esposo.
Paleta en mano, la vista puesta en la pelota, la mente pensando en hacer una genialidad, como hacía con el palo y la bocha. Una Luciana Aymar auténtica.
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