Los hinchas de Boca extrañan a Riquelme, los de River a Ortega, a los de Barcelona les pasará pronto con Messi y a los fanáticos del básquet los invade la nostalgia por Ginóbili. Los del automovilismo, por su parte, sienten lo mismo por Juan María Traverso, uno de los últimos ídolos y contribuyentes hacia un show atractivo. 15 años después del retiro, al Flaco lo preocupa y mucho el futuro que pueda tener el deporte que supo ser tan o más popular que el fútbol en la Argentina.
Desde su galpón en Ramallo, donde guarda los mayores tesoros que lo acompañaron en sus más de tres décadas de trayectoria (el primer y el último Torino, los TC pintados de violeta con la publicidad del correo y la coupé Fuego de TC2000, entre otros), cuenta que en plena pandemia trabaja "más que antes" en el rol de presidente de la Asociación Argentina de Volantes, que resguarda las vidas de 35 mil corredores. Aún así de ocupado, atiende a TyCSports.com por casi una hora.
- Si el automovilismo es el primer deporte en volver, ¿puede ganar repercusión o trepar un poco hacia un lugar que últimamente perdió?
- De alguna manera pienso que sí. Lo que tiene, a diferencia de la gran mayoría de los deportes, es que el problema económico lo afecta mucho más porque en el medio está el auto de carrera con mucha gente que trabaja, un mundo enorme. Me imagino que las categorías importantes, nacionales y zonales, antes de que pase esto se habían excedido en los costos que tenían. A mí forma de ver, la única manera de que se pongan en marcha es gastando la mitad que la última vez que corrieron. Sino no arrancan.
- Y en esa cuestión de sobrevivir con menos recursos, ¿cómo se podría tratar de dar más espectáculo o de lograr un equilibrio?
- Soy un crítico exagerado de la tecnología que elimina al piloto, al punto de que el director de un equipo de la F1 me criticó mal por lo que hablaba con la explicación de que el piloto actual tiene un estado físico increíble, porque los autos actuales en una curva superan los 4G de fuerza centrífuga. Ahí perdés la visión y hasta podés desmayarte (...). Ahora, todo esto a los que estamos en la tribuna nos importa tres pepinos, lo que queremos volver a ver son las carreras de autos en las que ves al piloto, las maniobras, y no al auto perfecto. Eso provocó la caída del automovilismo prácticamente en todo el mundo excepto en Estados Unidos, donde no entraron ahí. El público quiere ver eso.
- En Argentina por ahí se respetó lo tradicional desde el supuesto modelo del auto en el caso del TC, pero no la historia de, por ejemplo, que el auto vaya de costado o al límite. ¿Es así?
- Miro las carreras y me cuesta identificar qué auto es, quién va arriba... Todo eso juega en contra. Al auto perfecto la gente no quiere verlo, quiere ver al tipo que lo maneja como puede, porque el perfecto lo tiene estacionado en la puerta de la casa. En el de carrera yo quiero ver al piloto.
- Hace tiempo dijiste que el automovilismo no era un deporte porque en vez de mejorarte el físico te lo arruinaba. ¿Lo seguís pensando?
- (Toma el mate y responde) Hoy hay una tecnología que juega a favor del físico, porque hoy en día no tenés más 60 o 65ºC como antes. Yo me quedé sordo por el ruido, tengo problemas en la columna de los golpes, y todo eso no está más. El piloto de hoy debe tener un estado físico en función de los 4G que decía antes, nada más. A mí me dejó así porque no es algo que haga bien. Hoy me junto con el 'Gallego' (Jorge) Cupeiro a hablar y no nos escuchamos, nos gritamos... Es así.
Traverso gana con la coupé Fuego en llamas en General Roca (TC2000, 1988):
- Hoy cualquier video tuyo en las redes sociales de una carrera, una maniobra o las peleas se viraliza. ¿Faltan Traversos en el automovilismo de hoy y pasa por eso?
- El piloto de hoy ya no tiene el lugar de antes. No puede criticar ni al ingeniero, ni al motorista, porque le dicen 'andate'. El otro día en la F1 llegó (Lewis) Hamilton en tres ruedas y empezaron a hablar del tema del coraje. No es ese el tema, sino hacer eso fuera de lo lógico, sin parar cuando se te rompe. Si te sale bien sos un genio, y si no te recibís de pelotudo para todo el viaje. Entonces, ahora, paran automáticamente y no se juegan porque si sale mal no corren más.
- Pero en tu época eran estrellas los pilotos, ¿hoy son desconocidos?
- Es producto de lo que vengo diciendo. (Agustín) Canapino es el tipo actual más parecido a lo que había antes, muestra su pasión y su fanatismo aunque no putee, pero no puede disfrutar de lo nuestro porque a la vista importa más el auto que el piloto, que hoy es el 4 o 5 por ciento. El que va arriba nota que se la está jugando, pero el que lo ve por TV o en la tribuna cree que va paseando producto de un auto sobredimensionado y casi perfecto que corrige los errores. Hoy te pasás de largo y perdés cinco décimas, hace 20 años nos sacaban los bomberos del lago.
La piña en Río Cuarto y una ráfaga de insultos que quedó en la memoria (TC, 2004):
- ¿Por esto puede ser que falten ídolos? Están los (Guillermo) Ortelli, los Gurí (Omar) Martínez, pero sin tanto poder de atracción o aporte para el show.
- Fijate el caso de Ortelli. Él corre y cuando para se va a andar a caballo o a comer con los amigos. El resto se va para el simulador, entonces está metiéndose en otra generación y en algún momento va a tener que bajarse. Y el Gurí es mudo, no habla, hace caras nomás, la gente no lo interpreta. Están hasta desubicados, porque hay maniobras que no hacen para perdonar a los pibes, no se aprovechan de la inexperiencia. Así pierden, porque los perdonan. El cambio fue muy grande y esta tecnología que elimina al piloto los afecta. Ojo, no la que es para la seguridad, esa está perfecta. Yo no quiero que se maten los pilotos.
- Si te dieran la posibilidad, ¿qué cambiarías a corto plazo en lo técnico?
- (El mate pasó a segundo plano, o se lavó, y prende un cigarrillo) El auto tiene que ser difícil de manejar y que vos veas la habilidad. A un TC, con las gomas más chicas, menos frenos o la quita de las cargas aerodinámicas, inmediatamente lo hacés más complejo, sino dejalo como está y ponele 800 caballos en vez de 400. Ahí me putean un montón, porque una cantidad importante que corre gracias a la plata tendría que quedarse en la casa para dedicarse, no sé, al baile clásico, para que queden los Canapino, los (Facundo) Ardusso, los (Matías) Rossi.
- ¿Te gustaría tener un cargo más decisivo en una categoría para poder pelear por esto desde adentro?
- No, porque disfruto de lo que hago en la Asociación Argentina de Volantes. No digo que sea la mejor parte porque en 2019 cubrimos casi mil accidentes, por lo menos 30 o 40 por fin de semana, de todo tipo. Pero estoy metido en ese mundo y en el otro podría hacer nada más que una parte, colaborar, pero conducir no. Me echarían a patadas a los cinco minutos.
- ¿Qué te gustaría ver del automovilismo argentino en 10 años? ¿Que sea qué?
- Ya tengo 69, este año con todo este problema lo anulo, jaja. Pero me gustaría que se vuelva un poquito para atrás, a lo de antes. Hace dos o tres años, cuando vino la Fórmula E (la categoría eléctrica), vi en el Autódromo 20 vueltas normales. Paró, recargaron las baterías, dio 20 vueltas más y mejoró el tiempo. ¿Cuál fue la diferencia? No iba más el piloto arriba, lo manejó el ingeniero desde la torre con la computadora. Cuando lo vi me dije 'listo, esto se acabó'. No quiero que vayamos camino a eso, sino más vale a las bestialidades de antes.
TRAVERSO Y LOS SIMULADORES
- ¿Qué pensás de tanta carrera virtual que hubo en este tiempo, con pilotos que hasta se peleaban por una maniobra ahí?
- No lo podés comparar en absoluto. El simulador, en los profesionales, ayuda a probar cosas sin tener que gastar tanto, ganás tiempo. Hasta ahí vamos bien, pero si pensás que por andar bien en el simulador te vas a subir al auto a hacer lo mismo, no es así. Ahora, lo bueno es que lo que sueñan los chicos que corren ahí es algún día subirse al auto de verdad, pero cuando tengan la oportunidad no van a poder hacer lo mismo que en lo virtual si no se hacen pilotos de verdad.
QUIÉN ES JUAN MARÍA TRAVERSO
◆ Nació el 28 de diciembre de 1950, día de los Santos Inocentes, en Ramallo, provincia de Buenos Aires. Allí se crió hasta la Secundaria, que completó en el Colegio De La Salle porteño, y luego volvió para dedicarse a la actividad agropecuaria. Pero la pasión iba por otro camino.
◆ Después de llenar de ruido y velocidad las calles de Ramallo al volante un Ford A con escape libre, empezó a meterse en el mundo del automovilismo y logró debutar en Turismo Carretera el 31 de octubre de 1971, con 21 años, al volante de un Torino naranja en la Vuelta de Pergamino, ganada por su ídolo Eduardo Copello.
◆ Conquistó 16 títulos nacionales. Seis de Turismo Carretera (1977, 1978, 1995, 1996, 1997 y 1999), siete de TC2000 (1986, 1988, 1990, 1991, 1992, 1993 y 1995) y tres de Top Race (1998, 1999 y 2003).
◆ Ganó 46 carreras en el TC, la categoría más popular del país, con Chevrolet, Ford y Torino. La primera, el 29 de octubre de 1972 en la Vuelta de 25 de Mayo. La última en Olavarría, el 22 de agosto de 2004. Es el tercero con más triunfos en 83 años de historia detrás de Juan Gálvez (56) y Roberto Mouras (50).
◆ Corrió en el exterior (Fórmula 2 y Turismo Italiano, además de categorías sudamericanas) y compitió en fechas del Rally Mundial. Tuvo la capacidad, pero no el apoyo necesario para llegar a la F1.
Fotos: Facebook Juan María Traverso.
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